Egudiel, el Ángel Confortador

Historia de la Hermandad de Monte-Sión

Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron.
Llegado al lugar les dijo: «Pedid que no caigáis en tentación.»
Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.»
Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba.
Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra.

Evangelio de San Lucas, Capítulo 22 versículos 39-44

Este es el pasaje evangélico que se representa en el paso de misterio de la Hermandad de Monte-Sión, y es el que ha quedado fijado desde tiempo inmemorial en el imaginario colectivo del pueblo cristiano. En el mismo intervienen cinco personajes: Cristo, los apóstoles Pedro, Santiago y Juan y el Ángel Confortador.

Egudiel, el Ángel Confortador

El Ángel Confortador, es una un personaje que sólo aparece en el citado Evangelio de San Lucas. Tanto Mateo como Marcos, relatan la oración que hace Jesús en Getsemaní, y como llama la atención a sus discípulos por no mantenerse en oración y estar dormidos. Mientras Juan, sólo dice que fue allí acompañado de apóstoles porque era el lugar donde habitualmente hacía oración.

¿Quién es este misterioso Ángel? La piedad del pueblo cristiano no se conformó con lo escrito por San Lucas, sino que le atribuyó varias personalidades. La tradición apócrifa lo llamó “Egudiel”, que significa “la Penitencia de Dios”, proponiéndose otros nombres también en las tradiciones copta y moscovita.

Por otro lado, no puedo dejar de señalar la versión de Sor María de Jesús de Ágreda. Esta religiosa fue abadesa del convento de Concepcionistas de la citada localidad soriana, entre 1627 y 1665, con fama de santa, se convirtió en consejera de Su Majestad el Rey Felipe IV, y escribió una obra de gran trascendencia para la piedad mariana que dura hasta la actualidad, me refiero a “Mística Ciudad de Dios”. Sor María, decía que la propia Virgen le había ido dictando el texto, y en el mismo se relata la vida de la Madre de Dios así como de su Hijo Jesucristo, por lo tanto, expone con detalle el momento de la Oración en el Huerto. La monja de Ágreda nos informa que ante la angustia de Jesús al orar en Getsemaní, el Padre le envía a San Miguel, que le transmite el mensaje celestial, en el que dice que debía afrontar la obra de la Redención, porque su Madre era digna de ser redimida, como lo eran también los profetas, patriarcas, apóstoles, vírgenes, mártires y confesores que le precedieron en el pasado y que vendrían en el futuro ya que con sus obras ensalzarían el nombre del Altísimo.

Egudiel, el Ángel Confortador

Mística Ciudad de Dios. Sor María de Jesús de Ágreda

No sólo Sor María de Jesús la que expuso el diálogo entre Cristo y Egudiel en Getsemaní, también Francisco de Quevedo tratará el tema en su “Declamación de Jesucristo, Hijo de Dios a su eterno Padre en el Huerto, a quien consuela, enviado por el Eterno Padre un Ángel”, como también Lope de Vega en sus “Romances sobre la Pasión”.

Por último, dentro de la propia hermandad de Monte-Sión el Ángel ha sido a veces nombrado como “San Gabriel”. Así consta en el libro del Quinario del Señor Orando en el Huerto, fechado en 1954. En la meditación del cuarto día se dice: “el Ángel que vino es de creer que fue San Gabriel. Aquí estaba encargado del servicio del verbo encarnado, no como ángel de la guarda, sino como ministro y ejecutor de lo que tocaba y pertenecía al misterio de la Redención”. Esta creencia se debe a que es el mensajero de Dios, tal como vemos en el Antiguo Testamento, concretamente en el Libro de Daniel, donde le explica al mismo la visión que ha tenido sobre el fin de los días. En el Nuevo, aparece en el Evangelio de Lucas anunciando primero a Zacarías el nacimiento de San Juan Bautista, el Precursor y posteriormente a María que será la Madre del Salvador. Por tanto, se interpretó por parte de los hermanos del momento que el Confortador al llevar el mensaje de Dios a Cristo en Getsemaní era el mismo Arcángel San Gabriel.

Egudiel, el Ángel Confortador

Carl Heinrich Bloch, Cristo en Getsemaní, 1875

Sobre la iconografía de Egudiel

Hasta el siglo XI, La Oración en el Huerto es un tema poco representado en el arte cristiano, siendo a partir de éste, cuando se incluye en los ciclos de la Pasión, pero siempre de un modo contenido, en el cual Cristo, a pesar de la angustia que nos describen los Evangelios, guarda su apariencia divina y no muestra sentimientos. Es más, cuando a partir del siglo XIII se vaya generalizando el gótico, en el cual la humanidad del Señor vaya desplazando a su hierática divinidad, tampoco se generaliza la devoción y la representación del tema, que ni siquiera lo encontramos en la Biblia Pauperum, obra aparecida a mediados de este siglo, en la que se explica de modo ilustrado la vida de Cristo.

Tendremos que esperar al final de la Edad Media, cuando en el siglo XV, la religiosidad popular imbuida en la “Devotio Moderna”, vuelva sus ojos hacia la Pasión de Cristo, y con ello a la escena de Getsemaní, en la que el Salvador preso de la ansiedad ante los tormentos de su inminente pasión, sufre, pero confía siempre en Dios y cumple su voluntad. Así, el hombre de esta época, podía encontrar el reflejo de su temor a un futuro incierto o más bien tenebroso en este pasaje, pero siempre abandonarse a los brazos de Dios tal como hace Jesucristo. Esta idea la vemos en la obra de Tomás de Kempis “Imitación de Cristo”, que aparece por primera vez en 1418. El en tercer libro de esta misma, titulado “Consolación Espiritual”, se incide en que “Todo debe enderezarse a Dios, fin último” (capítulo IX) o que “El humilde siervo debe obedecer como Cristo” (capítulo XIII).

La representación plástica del momento comenzará a difundirse ya de modo más generalizado en esta misma época a partir del sur de Alemania y Austria, lugares precisamente en los que la Devotio Moderna nace, y el culto a la Pasión de Cristo adquiere gran fuerza.

El relato Evangélico es bastante claro a la hora de la descripción, diciendo que es un sólo ángel el que conforta a Jesús, si bien los artistas a la hora de plasmarlo actuaron con libertad tanto en el número de ángeles que acompañan al Señor, como en la interacción entre Jesús y Egudiel, tanto en la pintura como en la escultura.

La pintura y el grabado siempre trataron el tema con mayor libertad, de tal forma que serán los que marquen la pauta (como en la mayoría de los casos) que siga la escultura.  Así, podemos establecer tres maneras en que durante la Historia del Arte se ha representado la figura angélica:

Egudiel presenta a Cristo los atributos de la Pasión: Esta es sin duda la manera más tradicional en la que se suele representar la escena de Getsemaní y es la que encontramos en la Hermandad de Montesión. Es siempre una composición en diagonal en la cual Cristo aparece de rodillas mirando al ángel que llega desde el cielo. Sólo hemos encontrado una excepción en la postura de Jesús, y es en un grabado de Durero en el que aparece tumbado boca abajo, con los brazos en cruz, en actitud de sumisión a la voluntad del Padre.
Egudiel, el Ángel Confortador

Alberto Durero, 1521. Oración en el Huerto

Las obras pictóricas y los grabados difunden esta representación en la cual el ángel suele ser representado como un niño o adolescente, flotando en el aire, mostrando a Jesús la cruz y el Cáliz que simbolizan el martirio de Cristo. Puede ir bien sólo, o bien acompañado de otros que portan más instrumentos de la pasión, como observamos en la pintura de Andrea Mantegna realizada en 1459 que se conserva en la National Gallery de Londres, en la que son cinco: uno muestra la Cruz, otro la columna no tendiendo atributos los otros tres. Otro ejemplo sería el de Sebastiano Conca conservado en la Pinacoteca Vaticana. En 1746 realiza el mismo tema, si bien, aunque Egudiel aparece mostrando el cáliz, el resto de los ángeles sólo miran la conversación entre Cristo y él.
Egudiel, el Ángel Confortador

Andrea Mantegna. 1459. Agony in the Garden

En cuanto a la escultura, este es el esquema que preferentemente se seguirá, sobre todo en la destinada a procesionar, si bien, será más fiel al relato de San Lucas y será un solo ángel el que baje a consolar a Jesús.

Egudiel acoge en sus brazos Jesús para consolarlo: La pintura será el campo donde se desarrolle este tema, no conocemos hasta ahora ejemplos en la escultura. El patetismo de la escena de Getsemaní,  hace que los maestros de este arte, a partir del manierismo conciban un nuevo modo de representarla. En la misma, aparece el Confortador sosteniendo en sus brazos a Cristo, que desfallece en los mismos ante el peso de la angustia, y como en el caso anterior, pueden ser varios ángeles los que vengan a consolar al Redentor. Dentro de esta misma iconografía podemos distinguir dos momentos: En el primero, Egudiel abraza a Jesús desde atrás quedando apoyada su espalda sobre el pecho de éste, mientras le muestra el Cáliz.

El segundo es quizá una de las escenas más bellas a la vez que tristes que el arte ha tejido en torno a la Pasión. Cristo puede aparecer desmayado, como puede verse en la pintura de Paolo Veronés realizada en 1583 que se encuentra en Pinacoteca de Brera de Milán, o casi al borde de este estado, absolutamente desfallecido, en los brazos del ángel que amorosamente lo sostiene, lo acaricia, y llora con Él. Mengs, Oracio Borgiani o Carl Bloch son ejemplos de los pintores que traten esta escena.
Egudiel, el Ángel Confortador

Cristo en el Huerto de los Olivos, Paolo Veronés

Egudiel acoge a Cristo en sus brazos mientras le muestra el Cáliz y la Cruz: Para tratar sobre esta escena, tenemos que hablar sin duda de su creador, uno de los grandes genios de la escultura española, me refiero a Francisco Salzillo.  En 1754, la Cofradía de Jesús de Murcia, encarga al escultor un nuevo misterio de la Oración en el Huerto para sustituir al anterior, que quedó muy afectado por la riada de San Calixto en 1651. Salzillo crea un nuevo modo de representar la escena, no abordado antes por la escultura: Cristo, sumido en la más absoluta tristeza, cae hacia atrás, mientras que el ángel recoge el peso de su cuerpo con el brazo izquierdo, a la vez que levanta el derecho y señala hacia una palmera, lo cual es seguido por la mirada abatida del Redentor. Del árbol de la Victoria, emergen el cáliz y la cruz. Será tal la repercusión que tenga este grupo que el mismo escultor lo repite en 1761 para la Cofradía de los Californios de Cartagena. A partir de ahí, y sobre todo en el siglo XX, por toda la geografía española se reproducirá este modelo, que puede ser el que haya tenido más éxito en el lenguaje procesional hispánico.

Egudiel, el Ángel Confortador

Salzillo, Oración en el Huerto. Murcia

Se ha especulado bastante sobre las fuentes que pudo tomar Salzillo a la hora de realizar el misterio, si bien no se ha encontrado aún nada que sea concluyente. Lo más probable es que sea una genialidad creativa del escultor. Sí que hay cierto paralelismo entre la obra escultórica del murciano con la pintura de Ludovico Carracci que trata el mismo tema y que se conserva en la National Gallery de Londres, realizada en 1590. En la misma, Cristo aparece de rodillas, girado hacia atrás, mirando a Egudiel, que sentado en una nube, con la mano derecha sostiene el cáliz mientras que con la izquierda señala al frente, donde aparecen en resplandor los atributos de la Pasión.

Egudiel, el Ángel Confortador

Ludovico Carracci. 1590

El Ángel de Montesión
Egudiel, el Ángel Confortador

La autoría del Egudiel de la hermandad sevillana de la Oración en el Huerto, ha sido en el último siglo motivo de diversas discusiones. Sabemos que en 1578 la cofradía encarga a Jerónimo Hernández un misterio compuesto por las imágenes de Cristo, el Ángel Confortador, y los tres apóstoles y que las mismas deben ser de candelero para vestir, realizadas en pasta y lienzo, adjudicándose, durante casi todo el siglo XX la autoría de las imágenes al citado escultor. Sin embargo, ni sus características formales, ni los materiales con los que están realizadas tienen nada que ver con la obra que nos ha llegado a la actualidad. Asimismo, el dato más antiguo que posee la hermandad sobre un ángel, es un inventario que aparece en los libros de actas, fechado el 25 de Mayo de 1659, cuando el mayordomo saliente, Alonso de Comenar, hizo entrega al entrante, Luís Manzano, de los bienes de la corporación y entre ellos, al referirse a Egudiel se dice textualmente “que se hizo nuevo de talla” con lo cual, queda del todo invalidada la identificación de la imagen actual con la que realizó Hernández, lo que no significa que tampoco la nombrada en el citado documento sea la que ha llegado hasta nosotros.

Egudiel, el Ángel Confortador

La historiografía del arte sevillano durante el XVIII y XIX asignó la imagen al quehacer de Pedro Roldán. La figura del Confortador fue asignada por Antonio Ponz a Luisa Roldán, teoría que hoy de nuevo se ha puesto en valor, puesto que su morfología es bastante similar a la de otras obras de la escultora, pudiéndose haber realizado hacia 1675, fecha en la que consta según el testamento de María Josefa de Esqueda, que se está realizando la nueva imagen del Señor. Sería por tanto, una de las primeras obras de la escultora.

Sin embargo, el profesor Roda Peña, plantea a su vez otra hipótesis para la autoría de Egudiel: en 1718 la Hermandad suscribe con Luis de Vilches un contrato para realizar un retablo para el Cristo Orante, en el cual, también se incluye la hechura de “el ángel de en medio del cuerpo último, con su crux y cálix, todo de buen artífice y mano y a satisfacción de la dicha hermandad y cofradía“. Según el profesor Roda, no se aclara en ningún momento quien sería el escultor encargado de realizar la obra, adjudicándolo a un seguidor tardío de Roldán.

Egudiel, el Ángel Confortador

En cuanto a las restauraciones o modificaciones realizadas, consta que en 1921 Joaquín Gómez realiza nuevas alas, sustituidas en 1955 por las actuales de Luis Ortega Bru. Asimismo, en 1987, Luis Ángel Ortega León realiza nuevo cuerpo anatomizado que sustituya al de candelero, insertando en el mismo cabeza, piernas, antebrazos y manos originales. De ello dejó constancia el autor firmando en la parte interna del muslo derecho.

Por fin, entre Septiembre de 1995 y Enero de 1996, la obra es restaurada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía.

Egudiel, el Ángel Confortador

Tradicionalmente el misterio se disponía justo al revés en la salida procesional, es decir, el Señor daba la espalda al pueblo, hasta que en 1914, Antonio Amians y Austria le da la configuración actual.

Egudiel, el Ángel Confortador
Egudiel, el Ángel Confortador

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